La energía
solar que llega a la superficie de la Tierra
no es constante a lo largo del año. Los días invernales son más cortos (menos
horas de sol) y además, los colectores pierden rendimiento cuanto más frío sea el ambiente en el que están.
También, cuando se trata de calentar agua
para usos sanitarios, la que viene de la red está más fría en invierno, luego se exige mayor
energía para calentarla en esta época. De lo que se deduce que en verano la
misma instalación es capaz de calentar un volumen de agua mucho mayor que en
invierno. Sin embargo, las costumbres de la gente respecto a su higiene
(considerando que vivan en casas con un razonable sistema de calefacción)
varían muy poco a lo largo del año, sin contar que, cuando se tiene un medio de
calentamiento tan económico como el solar, lavadora y lavavajillas deben tener doble toma de agua, caliente y fría, y esos usos tampoco varían
a lo largo del año.
Eso quiere decir que
una instalación no puede, económicamente, pretender obtener toda la energía que
necesita del sol, puesto que si es suficiente en invierno, en verano será
excesiva, el agua acumulada se calentará a temperaturas no deseables, hasta
llegar a hervir, con muchas posibilidades de que reviente el depósito
acumulador. Para evitarlo habría que abrir el agua caliente dejando entrar agua
fría en el depósito, provocando un gasto inútil de agua que no es admisible
actualmente (y menos en verano, habitualmente época seca), o instalar
dispositivos para enfriar el agua.
Por las mismas
razones, la variación de la energía recibida, no solo a lo largo del año, sino
a lo largo del día, la preparación de ACS solar ha de hacerse mediante
acumulación, para utilizar el agua producida a ciertas horas, en cualquier
momento del día o de la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario